viernes, 19 de diciembre de 2014

A 13 años del asesinato del Ángel de la bicicleta



ROSARIO es un pedazo de ciudad, no es una Buenos Aires enorme, es apenas un barrio grande, como podría ser Monserrat o Pompeya, si un poco grande pero cuando das un par de vueltas descubrís una nuez. Tiene un montón de perros vagabundos, un sol, una luna, detalles que la hacen una ciudad bastante similar a muchas y si algo la diferencia es que tiene más mitos que gente.
Se dice, y una partida de nacimiento asentada en el Registro Civil lo documenta, que en ella se produjo el nacimiento del mayor mito del siglo XX, el Che. El nació y anduvo por estas calles. Los prejuicios y el espíritu conservador de ricos y pobres sin nada para conservar, negaron su nombre pero ahora encontrás gente que apunta el dedo contra el piso y dice Acá Nació el Che.
También parieron en este rincón tan argentino a Fito Paez, Baglietto, Angélica Gorosdicher e Inodoro Pereyra. Este es un caso aparte porque a este gaucho desgraciado lo parió un hombre, cosa bastante reñida con las leyes morales de este lugar caracterizado por obispos reaccionarios. Acá reinó el mismísimo Caggiano, estrecho colaborador de Dios en la parte más negativa de Dios
Pero Hablar de mitos obliga a recordar al “Pocho” Leprati, un flaco de barba con votos de pobreza y castidad que hablaba de Dios a los mismos miserables que alimentaba. Si, él y su corazón levantaron un comedor para dos mil comensales todos los días y hubiese continuado con su tarea de no ser por las balas asesinas de los políticos de turno. El “Pocho” Leprati era un mal ejemplo. Un hombre sin fortunas materiales ni ambiciones políticas que enseñaba el amor platónico en la era del “pragmatismo”, un solidario implacable en la sociedad individualista de los noventa. Fue necesaria una bala certera, una bala llena de odio, una bala de silencio que pudiese terminar con el mal ejemplo de alimentar al hambriento, de poner afectos donde hay carencias, de acabar con el hambre para educar en un espacio de contención social. Y el “Pocho” Leprati encontró la tumba antes de ver su sueño. El trabajaba por la gente y jamás pidió un voto. “San Pocho” Leprati jamás será canonizado porque su predica era concreta: Comida, afectos y educación, un ejemplo con su propia vida que dedicó a brindar espíritu y materia.
“Pocho” Leprati, bautizaron los pobres a la calle del presidente (Roca) que mató a miles de aborígenes para distribuir las tierras entre socios y amigos pero las leyes y la historia oficial lo sostienen.
En los tribunales de la injusticia con su diosa Dike duermen los expedientes del Pocho muerto y de las siete muertes del trágico 2001. Pocho ganó el cielo pero él, en la tierra y la vida, tenía mucho para dar, quería seguir ofreciendo panes y esperanzas.
Al Pocho trataron de asesinarlo en los tristes 19 y 20 de diciembre del 2001, Reuteman, sus ministros y su gente nunca explicaron nada.
Binner hizo su campaña para gobernador con la canción de León Gieco el “Ángel de la bicicleta” y prometió investigaciones y justicia pero cuando fue gobierno prefirió la “conciliación”, privilegiar el dialogo y no impulso ninguna investigación jurídica ni social y de esta manera se convirtió en ejecutor de la segunda muerte del mito rosarino más grande del siglo veintiuno. En política se hace o se silencia. Binner con su silencio eligió ejecutar las verdades del Pocho.
Sin embargo, el Pocho Leprati con su bicicleta rota, ronda las calles, los comedores barriales, esta latiendo en los grafitis, recogiendo los besos de un pueblo que jamás podrá olvidarlo.
Paradojas, Pocho mito, Reuteman senador, Binner sigue hablando y sin prejuicios ni remordimientos seguirá haciendo política con “el Ángel de la bicicleta”, la Vergüenza Diosa, la Diosa Dique una impávida estatua de mármol.


Nota:
El 19 y 20 de diciembre de 2001
Rosario –que tiene el 3% de la
población de Argentina- tuvo el
25% de las muertes.
La mayoría de ellos trabajadores
Sociales
Omar Luis Marsili
Autor de “El Maratonista” y
“El paraíso sobre tus zapatos”

No hay comentarios:

Publicar un comentario